Plantilla

“Cualquier sociedad que renuncie a un poco de libertad para ganar un poco de seguridad, no merecen ninguna de las dos cosas.”

Benjamín Frankin

Una de las problemáticas que aqueja a la ciudad contemporánea es la seguridad, ya sea por las dificultades que estas presentan: deterioro de centros urbanos, contaminaciones diversas, problemas sociales y sanitarios… o por que “las personas son cada vez más sensibles a la percepción de los riesgos sociales, incluyendo aquellos relacionados con la criminalidad y la victimización” (Politecnico di Milano, 2007). El concepto más generalizado de seguridad se define como la situación de tranquilidad pública y de libre ejercicio de los derechos individuales, cuya protección efectiva se encomienda a las fuerzas de orden público. (RAE, 2014. ). Sin embargo, la seguridad se ha despojado de otros conceptos como la libertad, la solidaridad o la confianza mutua y ha quedado reducida casi por completo a una parte marginal de su globalidad: la protección de la ciudadanía frente a la criminalidad. (Naredo Molero, 2000) .

Se puede definir en un sentido más amplio la seguridad urbana como la acción frente a un riesgo social que impide el libre ejercicio de las libertades y derechos atentando contra las personas y sus bienes de manera física. Cuando no se garantiza la seguridad en el entorno urbano se perpetua en el inconsciente de los ciudadanos sentimientos de zozobra, desconfianza miedo, amenaza y temor constante que deriva en cambios de uso de la ciudad, esto es lo que se conoce como inseguridad.

La seguridad en la ciudad no solo se refiere a la salvaguarda de los habitantes y sus propiedades contra amenazas, sino que también abarca un espectro más amplio. Este incluye elementos como las interacciones entre los ciudadanos, es decir, la convivencia, su conducta, su interacción con el entorno físico, así como sus sentimientos y emociones. Desde una perspectiva más amplia, la seguridad urbana engloba cinco aspectos fundamentales que fueron enunciados en “Planificación Diseño Urbano y Gestión para Espacios Seguros”:

  1. El peligro concreto de ser víctima de amenazas, agresiones u otros episodios de violencia (con el objetivo de robar, o como resultado de violencia gratuita);
  2. La extendida ruptura de los códigos tradicionales de conducta cívica (dormir por las calles escupir, orinar en público, mendigar de manera agresiva, etc.);
  3. La falta de cuidado de las zonas: manutención de los parques y espacios públicos, limpieza, ausencia de fuerzas de orden público y de guardianes, la falta de reparación del mobiliario urbano;
  4. El sentimiento de inseguridad, elemento distinto de la inseguridad real, que a menudo está relacionado con factores como el deterioro, la falta de recorridos simples, la falta de vitalidad, la escasez de iluminación pública, etc.;
  5. El miedo y los otros elementos que lo acompañan, entendiendo por miedo aquél sentimiento subjetivo, que no depende necesariamente del peligro, sino que depende de factores más amplios, a menudo lejanos respecto al lugar específico en que se produce el miedo. (Politecnico di Milano, 2007)

La ciudad contemporánea se enfrenta con creciente determinación al desafío de encontrar herramientas para abordar el miedo al delito, la inseguridad y las transformaciones en las dinámicas criminales, como uno de los efectos más notables de la globalización. Este miedo generalizado obstaculiza la realización normal de muchas actividades de la vida social que ocurren en las ciudades en toda su complejidad, incluyendo dinámicas como el desarrollo económico, el avance tecnológico, científico y la creación cultural.

Enfrentados al miedo y a la amenaza, los habitantes modifican su comportamiento, su modo de vida y su interacción con la ciudad. Optan por resguardarse en sus casas por temor a las calles, se abstienen de usar el transporte público y evitan frecuentar lugares concurridos como parques, plazas y centros urbanos, pero especialmente huyen de lugares desolados como callejones, estacionamientos, puentes peatonales y paradas de autobús. Existe una percepción que incluso les impide disfrutar de lugares que ven como descuidados y en deterioro.

Para las comunidades en de las ciudades en países en desarrollo, la situación es aún más complicada, especialmente en las áreas marginales o de urbanización espontánea y no planificada conocidas como favelas, comunas o barrios subnormales. Estas son vastas áreas sin acceso a servicios básicos de saneamiento ni a servicios sociales, donde la violencia es el resultado de los serios problemas sociales que enfrentan.

Generalmente, las estrategias para mitigar la inseguridad urbana se originan a partir de dos soluciones que surgen del rol protector del estado como garante de la seguridad. ” Valiéndose de una marcada intervención del Estado, y apoyadas en múltiples diagnósticos, estas políticas acaban generalmente apuntando ya sea a la aplicación de medidas de mano fuerte y control frente a una ciudadanía que ven como potencialmente peligrosa; o bien, de medidas de tipo asistencialista, concibiéndola más bien como necesitada de ayuda, como una víctima de las circunstancias” (Mockus, Murraín, Villa, & al., 2012) .

En una visión general,  las políticas derivadas de la visión estatista ya sean estas coercitivas o asistencialistas,  “reflejan una situación que resulta especialmente cómoda para el Estado y la ciudadanía por igual: mientras que el primero asume la responsabilidad de la concepción y la ejecución de las políticas de seguridad ciudadana, la segunda renuncia a la posibilidad de ayudar a construirla seguridad de la que es beneficiaria”. (Mockus, Murraín, Villa, & al., 2012) .

Esta visión estatista de la seguridad no da cabida a las emociones de la ciudadanía como el miedo y el odio a los criminales a los sentimientos de vulnerabilidad o de impotencia y la indignación frente a las acciones delictivas, por lo tanto, tampoco hay una solución que involucre el bienestar de las personas.

En una visión corresponsable de la seguridad ciudadana, el estado hace partícipe a la ciudadanía mediante el control de situaciones que vulneren su seguridad, del control del territorio o del cambio de comportamiento de los individuos. Este tipo de respuestas se dan mediante dos tipos de respuestas:

  • Acciones de Cambio de comportamiento de los individuos (Cultura Ciudadana) es mediante la creación de reglas de conducta, convivencia y participación es decir políticas internas que conllevan una concientización y responsabilidad en la creación de seguridad.
  • Acciones que permiten la participación de la ciudadanía en la construcción, diseño o modificación del entorno disminuyendo el riesgo es decir políticas externas que conllevan cambios en el actuar de los individuos y en el control de su entorno. 

Los fundamentos de Prevención del Crimen mediante el diseño del entorno (CPTED), de prevención de la Violencia mediante el mejoramiento urbano (VPUU) o del diseño contra el crimen (DOC) se apoyan en estas políticas externas basadas en la participación de los ciudadanos y en su interacción para responder conscientemente a las normas sociales.

Los enfoques de seguridad propuestos hoy en día para garantizar la seguridad y abordar el problema criminal en las ciudades (Politecnico di Milano, 2007) son:

  1. El primer enfoque está relacionado con la idea de seguridad como orden público, pues se focaliza principalmente en el valor básico del control que se ejerce a través de las leyes y las fuerzas de orden público. Las normas reglamentan las conductas y la policía las hace respetar.
  2. El segundo centra sus esfuerzos en el tema de la prevención del crimen en términos sociales. Es decir que aspira a reducir las condiciones de desventaja y privación que frecuentemente representan los factores criminógenos o que favorecen las conductas antisociales: paro, desmembración de las relaciones familiares, problemas de salud mental, exclusión.
  3. El tercer enfoque está relacionado con la prevención ambiental y está orientado a “evitar que un hecho criminal se realice”. Por lo tanto, se refiere a todos los elementos presentes en un determinado ámbito que pueden de alguna manera influir en el asumir una conducta criminal.

Es importante en este último enfoque el diseño urbano puede aportar en el mejoramiento del entorno con cualidades espaciales para lograr la disminución del crimen cuando se ponen en práctica los principios de diseño para el mejoramiento de sectores urbanos marginales para su mejoramiento integral o desde su proyección planificada.  

Tanto los Fundamentos de diseño y construcción ambiental como las teorías de seguridad que buscan que mediante la aplicación de principios de diseño se fomente la construcción del ambiente como una forma de prevención y reducción del crimen, la inseguridad y la violencia tienen como objeto los cambios en el entorno físico o de implementación de acciones externas que buscan que las personas sean partícipes y corresponsables en la construcción de seguridad de su entorno.  Se identifican tres generaciones que mediante la construcción de principios y su aplicación en diferentes entornos han hecho aportes al Diseño Urbano en la solución un problema muy generalizado en las ciudades alrededor del mundo como lo es la seguridad.

Fue el primer aporte hecho en la construcción de mejores entornos urbanos como respuesta a la forma de planificación y rápido deterioro de los nuevos desarrollos de la ciudad durante el siglo XX y una de las primeras aproximaciones a la seguridad del espacio urbano, cambió la forma de aproximarse al diseño de las ciudades no desde la óptica de los arquitectos y urbanistas sino desde el ámbito humanista. Acuña el término “los ojos en la calle” para definir la característica según la cual el espacio público debe lograr ser cómodo, seguro y proteger a las personas, sostiene que la seguridad en la calle está asociada al nivel de contacto y los lazos de confianza que pueden establecer las comunidades entre sí, para ello se debe garantizar una vigilancia natural.

Establece cuatro características fundamentales derivadas de su concepto de seguridad en el espacio público:

  • Contacto de los edificios y las calles: que se establece mediante una relación del espacio público y el espacio privado no solamente de manera directa sino desde espacios sociales, balcones, terrazas, que permiten que las personas vigilen siempre el espacio público en común.
  • Espacios Públicos atractivos: Establecen una riqueza perceptiva y una variedad de actividades que hacen que el espacio público tenga un uso constante en diferentes horas del día y de la noche.
  • Iluminación: Constituye una cualidad según la cual es posible apreciar con nitidez las actividades que se realizan en el espacio público sin que se presenten zonas de penumbra que se presten para la actividad criminal. También la escenificación de los espacios con diversos efectos lumínicos.
  • Espacios amplios para caminar. Se fundamenta en la comodidad de las personas para realizar múltiples actividades en el espacio público y favoreciendo la afluencia de los peatones y una movilidad sin restricciones.

Aunque el aporte de Jacobs es muy valioso en cuanto es el primer libro que formula unos principios de diseño y planificación urbana y no se limita solamente a la crítica, sino que deja precedentes para la acción. Frente a la ciudad producto del urbanismo funcionalista cuya prioridad es el diseño para el vehículo y no para el peatón, Jacobs ofrece una mirada a los arquetipos urbanos que son enclaves con las condiciones para que se dé la vitalidad urbana y que son un ejemplo en contra la ciudad de usos segregados y dispersos, la ciudad que busca la destrucción de los barrios tradicionales en busca de enclaves “Modernos” con falta de actividades para todos los grupos poblacionales en especial de los niños y ancianos. Estas situaciones derivadas del utilitarismo de la ciudad convergen en problemas de rápido deterioro y obsolescencia de la ciudad y sobre todo de inseguridad.

Las teorías de seguridad urbana son estudios que se apoyan en el comportamiento de las personas en torno a la actividad criminal en las ciudades, junto con los fundamentos enunciados por jane Jacobs en su obra Muerte y Vida en las grandes ciudades americanas constituyen la base para formular los principios de diseño para la prevención del crimen a través del Diseño del entorno (CPTED) como primera formulación basada esencialmente en la seguridad Urbana. Las teorías de seguridad urbana son:

  • Enfoque situacional del Crimen
  • Teorías de la oportunidad
  • Teoría del patrón del crimen
    • Enfoque situacional del crimen.

El Enfoque situacional (Situational Aproach) se identifica como una Teoría criminológica desarrollada en el Reino Unido por Ron Clarke en 1980, tiene como objetivo la reducción de oportunidades para de cometer un crimen previniendo las situaciones disminuyendo las ocasiones para cometer un crimen, aumentando el riesgo de ser detenido in fraganti, minimizando los beneficios, haciendo menos justificable el delito y proporcionando información y asistencia a las víctimas. 

Utiliza como estrategias el proteger el objetivo (Target Hardening) o utilizar sistemas de seguridad en las viviendas como o dispositivos antihurto en las tiendas. Un argumento en contra de la teoría situacional es que según estudios el crimen tiende a desplazarse hacia otras zonas.

  • Teorías de la oportunidad
  • Perspectiva de la elección racional

Esta teoría se basa estudiar a las personas causantes de los crímenes, como personas racionales que analizan sus objetivos para tener ventaja y poder delinquir, pero con limitación a la inmediatez y a la subestimación de los costos. La teoría es de utilidad para prever situaciones delictivas o las orientadas a la restricción del crimen.

  • Teoría de las actividades Rutinarias

Desarrollada por Laurence Cohen y Marcus Felson y establece que para que un delito deben haber tres elementos que están presentes en todas las actividades delictivas a manera de triangulo de tal manera que al prescindir de alguno de estos elementos se logra el denominado triángulo de Resolución de Problemas Criminales.

Los tres elementos son:

  • Un autor potencial
  • Un objetivo idóneo
  • Falta de control

Referencias

Alta consejería Presidencial para la Convivencia y la Seguridad Ciudadana. (2011). Política Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana. Bogotá: Departamento Nacional de Planeación.

Mockus, A., Murraín, H., Villa, M., & al., e. (2012). Antípodas de la violencia : Desafíos de cultura ciudadana para la crisis de (in)seguridad en América Latina. Washington D.C.: Banco Interamericano de Desarrollo, Corpovisionarios.

Naredo Molero, M. (2000). Seguridad urbana y miedo al crimen. Documentación Social, 137-155.

Politecnico di Milano. (2007). Planificación, Diseño Urbano y Gestión para espacios seguros. Milan: Laboratorio Qualità Urbana e securezza.

RAE. (2014. ). Diccionario de la lengua española, 23ª edición. Madrid: Real Academia española .

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